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La sostenibilidad cada vez está más presente en la planificación de las empresas, que toman medidas relacionadas con el reciclaje o la reutilización de materiales, o el uso de materias primas no contaminantes; pautas que con las que contribuir al cuidado y mejora del medio ambiente.
En este sentido, uno de los ámbitos que también se está abordando es el transporte, en parte por la apuesta por minimizar el impacto de la actividad, con un objetivo de cero emisiones, pero también las restricciones en zonas de bajas emisiones, así como las nuevas normativas al respecto están detrás una apuesta cada vez mayor por parte de las empresas para incrementar los vehículos de energías alternativas, como son los eléctricos.
Para ello, el renting flexible es sin duda una fórmula interesante. Esta modalidad es una alternativa de movilidad con grandes ventajas añadidas para acceder a vehículos eléctricos a través de un contrato sin permanencia ni penalizaciones que además incluye en la cuota el mantenimiento, averías y los impuestos del vehículo.
Adquirir un vehículo eléctrico supone tener que hacer frente a un gran desembolso inicial, algo que sin duda impacta en los recursos de una empresa. Por eso, hay una baja disposición a la adquisición de estos vehículos, de hecho, según arroja la I Encuesta de Movilidad de Northgate, cerca de un 60% de los españoles no se compraría un vehículo eléctrico por su precio elevado. Sin embargo, con el renting flexible, las compañías pueden optar por vehículos eléctricos con todo incluido en una cuota mensual.
En materia de automoción se suceden las innovaciones, y en concreto, los fabricantes están volcados en innovar las prestaciones de los vehículos eléctricos, por lo que un vehículo de último modelo hoy rápidamente puede pasar a ser un modelo antiguo. Por eso, si una empresa compra un vehículo eléctrico, puede que en un par de años encuentre que en el mercado hay nuevas opciones con nuevas prestaciones y tendría que hacer frente a un gran desembolso de nuevo. Con el renting flexible, se podría devolver el vehículo que ya no se necesite, porque esta modalidad permite adaptar la flota de vehículos a las necesidades que se tengan en cada momento, sin hacer frente a gastos por ello.
Al igual que con el renting flexible de vehículos de combustión, la cuota mensual de Northgate incluye los gastos relacionados con el vehículo como impuestos, averías y mantenimiento, seguro o servicios añadidos como el vehículo de sustitución. Por eso, pasarse a la movilidad eléctrica con el renting flexible permite a los gestores de flota un mayor control de gastos y olvidarse de sustos de última hora. Además, las empresas y los autónomos que utilizan vehículos en renting flexible para el desempeño de su actividad profesional pueden deducir la cuota del vehículo en el IRPF o en el Impuesto de Sociedades, según corresponda; y también se puede deducir el IVA dependiendo del uso que le den al vehículo, en tramos del 50% al 100%.
Las empresas que no hayan contado nunca con un vehículo eléctrico encuentran en el renting flexible una opción que les permite probar cómo se ajusta a su actividad profesional un vehículo de esta tipología: comprobar cómo es la conducción, ver que su autonomía es suficiente para su día a día, familiarizarse con el proceso de carga cargarlo o analizar cuánto pueden gastar al mes con el ahorro en combustible.
Por tanto, el renting flexible es una opción perfecta para dar el paso hacia la movilidad sostenible mediante la electrificación de flotas, que permite a las empresas contar con todas las ventajas del renting flexible, evitar un gran desembolso inicial y no tener que atarse a un largo contrato.
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