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Aquí te dejamos algunos de ellos y varios consejos sobre cuándo y cómo deberías revisarlos:
El aceite: es esencial para el buen funcionamiento del motor de tu coche. Revisa el nivel de aceite regularmente y asegúrate de cambiarlo según las recomendaciones del fabricante junto con el filtro de aceite. Lo normal es que debas hacerlo cada 10.000 km si tu coche es antiguo o entre los 15.000 km y los 30.000 km si es nuevo.
Recuerda también cambiar el filtro del aceite cada vez que cambies el aceite.
El sistema de frenado: uno de los componentes más importantes para la seguridad en la carretera son los frenos, por eso es esencial acudir al taller a revisarlos de manera periódica. Deberás sustituir el líquido de frenos cada 2 años, mientras que la sustitución de las pastillas y los discos dependerá de cuánto utilices el vehículo.
Las pastillas de freno delanteras deben cambiarse al menos cada 60.000 kilómetros y las traseras cada 120.000 kilómetros. Los discos de freno delanteros deben sustituirse cada 120.000 kilómetros y los traseros cada 240.000 km.
Los neumáticos: hay que revisar su presión una vez al mes y asegurarse de que estén en buen estado. Si los neumáticos están desgastados o dañados, es importante reemplazarlos lo antes posible para evitar problemas en la carretera. Para comprobarlo, fíjate en la banda de rodadura o dibujo de los neumáticos. Es recomendable que sustituyas los neumáticos al menos cada 40.000 km.
La batería: suele tener una vida útil de cuatro años, aunque tanto el clima como nuestros hábitos de conducción pueden hacer que esto cambie. Por eso, es recomendable revisar su estado cada año para comprobar cuánto tiempo de vida útil le queda.
El líquido refrigerante: también llamado anticongelante, evita que nuestro coche se sobrecaliente o se congele, por eso debemos siempre revisar su nivel para asegurarnos de que no tenemos pérdidas y que no falta. Además, deberemos reemplazarlo cada dos años o cada 40.000 km.
Los filtros: además del filtro del aceite, nuestro coche cuenta con otros filtros que son muy importantes como el filtro del combustible, el del habitáculo, el del aire, el de partículas (FAP)… Todos ellos se deben sustituir periódicamente para que sigan cumpliendo correctamente con su función.
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