Al ser dos fórmulas diferentes, el renting y el leasing se registran de manera distinta en la contabilidad de la empresa. Mientras que en el caso del renting el vehículo no se registra como un activo de propiedad de la empresa sino como un gasto corriente en el balance de la empresa o negocio, en el del leasing el vehículo se registra como un activo no corriente en el balance de la empresa o negocio y se amortiza durante su vida útil.
Además, tanto en el caso del renting como en el leasing, si se puede demostrar que el vehículo es de uso profesional, las cuotas periódicas pueden deducirse como gasto. La diferencia reside en que mientras que en el renting las cuotas se puede deducir como gasto en el Impuesto de Sociedades y en el IRPF, además de que se puede deducir desde un 50% de las cuotas en las declaraciones trimestrales de IVA; en el leasing esta deducción se puede hacer solo si en el contrato queda reflejada la parte de cada cuota que corresponde a la recuperación del coste del bien y la parte que corresponde a los intereses, así como la cuota que corresponderá a la opción de compra al finalizar el contrato.
Pese a ello, el leasing conlleva determinados riesgos financieros para el negocio que no siempre se tienen en cuenta y que es necesario poner en relieve para no llevarnos sorpresas de última hora.
Entre los riesgos financieros a los que se expone un negocio cuando opta por una opción como el leasing para adquirir sus vehículos de trabajo, se encuentran los siguientes:
Riesgo 1: La depreciación del vehículo
A medida que pasa el tiempo, el valor de nuestro vehículo disminuye, lo que puede traducirse en que, llegado el momento de la finalización del contrato nos encontremos con un vehículo cuyo valor es muy inferior a lo esperado. Esto puede suponer una pérdida financiera significativa para un negocio si apuesta por el leasing como opción de financiación para adquirir en propiedad un vehículo para su empresa.
Riesgo 2: Adquirir compromisos a largo plazo
El leasing es un contrato de larga duración que oscila entre los 2 y los 6 años. Esto somete a los negocios a un compromiso a largo plazo que puede convertirse en un grave problema financiero si la situación de la empresa o el proyecto cambia. Tener que mantener este compromiso puede derivar en que la empresa o el autónomo queden atrapados en una situación económica que ya no es la más adecuada para ellos.
Riesgo 3: Los costes ocultos
En un primer vistazo puede parecer que la cuota de leasing es más asequible que la cuota del renting. Sin embargo, hay que tener en cuenta que en la cuota de leasing no están incluidos los gastos relacionados con el vehículo y que, a la larga, los costes que el negocio debe destinar a la gestión y mantenimiento del vehículo pueden aumentar significativamente los costos totales del leasing.
Para contrarrestar los riesgos financieros del leasing existen opciones como el renting flexible que evitan que empresas y autónomos queden expuestos de manera innecesaria.
Por un lado, el renting evita los problemas que puede conllevar para un negocio la depreciación de su vehículo ya que, al ser un vehículo de alquiler propiedad de la compañía de renting, quien lo contrata no tiene que preocuparse por la depreciación. Simplemente, debe devolver el vehículo cuando finalice el contrato o cuando quiera cambiarlo por otro más actualizado o adecuado para su actividad.
La flexibilidad inherente a los contratos de renting flexible solventa el segundo riesgo financiero asociado al leasing: los compromisos a largo plazo. Los contratos de renting flexible no tienen permanencia ni exigen el pago de una penalización si se opta por devolver el vehículo antes de que termine el plazo establecido en el contrato. Esto permite a las empresas y autónomos tener la total tranquilidad de que, en caso de que su situación cambie, los costes asociados al renting no supondrán un problema añadido para sus negocios.
Por último, apostando por el renting flexible como opción para adquirir los vehículos de trabajo, el negocio podrá tener un control total de sus gastos y olvidarse para siempre de los costes ocultos. Esto se debe a que en la cuota de renting se incluyen todos los gastos relacionados con el vehículo lo que supone que la cuota mensual de renting se mantendrá siempre inalterable, sin que los mantenimientos, reparaciones, impuestos u otros gastos del vehículo alteren esta cifra.
Además, otra de las ventajas del renting es que, al tratarse de un vehículo alquilado, este no se registra en el inmovilizado de la compañía, lo que ayuda a mejorar la liquidez del negocio que estará en una mejor situación financiera de cara a las entidades bancarias si precisa pedir un crédito u otro tipo de financiación adicional.
Si quieres descubrir todas las diferencias entre el renting y el leasing y analizar en detalle en qué consisten estas dos opciones de adquisición de vehículos, te invitamos a leer nuestra guía gratuita “Renting vs Leasing ¿qué opción es mejor?”.